Bob Coffee Lab

En los últimos años, las cafeterías de café de especialidad han surgido como brotes después de lluvia en Bucarest, la capital de Rumanía, elevando el nivel del sector. En esa ciudad se fundó Bob Coffee Lab en 2017 y opera tres tiendas, incluyendo “Lab”, un bar de café con tostaduría.

El tostador jefe de Bob Coffee Lab, es uno de los miembros fundadores: Alexandru Niculae (Alex). Han pasado10 años desde que lo cautivó el arte del café con leche… Maestro del tueste y la extracción de café con varios premios en su haber, incluido el de Campeón Mundial de Tostado (2016), Alex sigue haciendo un gran viaje en el mundo del café de especialidad. ¿Qué impulsa su viaje y a dónde va?

Crear una tienda a la que quieran volver

King Mihai I Park es el parque más grande de Bucarest con una superficie de unas 187 ha. El parque, bellamente ajardinado, tiene un gran lago con una circunferencia de 6-7 km y restaurantes y bares en sus orillas, lo que lo hace un lugar de relajación donde la gente puede pasar todo el día. Numerosos restaurantes y cafés rodean este parque del bulevar, que se convierte en un lugar muy concurrido por jóvenes y familias los fines de semana.

En una de las esquinas queda Bob Coffee Lab, que tiene el ambiente de un bar de café. Generalmente las puertas del local están abiertas, de modo que no haya ninguna sensación de barrera. En el espacio limitado de la cafetería hay tres mesas. La proximidad con los baristas y el diseño del local, que permite verlos trabajar desde afuera, borra la línea que separa a los clientes del personal.

Cuando preparo un café, o un refresco como una limonada, es el mejor momento para entablar una conversación con los clientes. El local es pequeño y puede estar muy lleno los días de lluvia y de frío, pero esa cercanía también crea conversaciones y relaciones estrechas entre los clientes.

La característica más llamativa de esta cafetería son las ventanas redondas que se ven al lado izquierdo entrando al local. Desde esas ventanitas que parecen las de un submarino, los clientes pueden observar dentro de la tostaduría.

Es en esos momentos donde Alex, que se dedica a tostar, muestra su espíritu servicial. A veces abren una ventana para que los clientes puedan ver el proceso de tueste y oler los granos de café.

Los niños son los que mejor reaccionan. – “¡No sabía que se podían abrir las ventanas!”; gritan inocentemente y miran dentro de la tostaduría con sus ojos brillando.

Freddy Krueger, Leatherface, El Depredador…, los muñequitos de famosos personajes de películas y de dibujos animados en el estante y las mesas, hacen que te olvides que estás en una cafetería.

Si el cliente tiene una buena experiencia cuando viene a la cafetería, volverá; dice Alex, el artista creador de momentos memorables.

Por supuesto que, por muy bueno que sea el servicio, si el café no es bueno, los clientes no vuelven. Alex se coloca en la barra, sobre todo los sábados y domingos cuando el local está lleno, para saber la impresión de los clientes. Alex, que ha sido campeón en un campeonato nacional de tueste y extracción, nos cuenta:

Mi opinión es que un buen tostador debe ser un buen barista. Los clientes que compran café en grano en nuestra tienda no hacen una cata en su casa. Puede que lo preparen con un cazo, con una cafetera moka, o a modo expreso, o tal vez quieran hacer cócteles con café; un tostador nunca sabe. Creo que es muy importante que el tostador también conozca el café terminado y la reacción del consumidor.

No salgo a los concursos para ganar

Cuando Alex estudiaba Administración Internacional en la universidad, el café era algo que evitaba por ser una bebida amarga.

Tras graduarse en la universidad, Alex abrió un restaurante con una amiga de su madre y su enamorada. No tenía experiencia en restaurantes, y mucho menos en administración, pero eso no era razón para no intentarlo. Contribuyó al funcionamiento del restaurante buscando cosas que pudiera hacer, como ayudar al personal en la cocina.

Un día, la hermana de su enamorada visitó el restaurante y pidió un capuchino. Pero en cuanto se lo sirvieron exclamó indignada: “¡Esto no es un capuchino! ¡¿Qué es esto?!”.

Al parecer, trabajaba como barista en un crucero grande. Aunque no trabajaba con café de especialidad, era una barista experimentada. “Te voy a enseñar cómo se hace” le dijo, y fue a la cocina para dibujarle un arte de corazón con leche vaporizada y café expreso.

La leche espumosa y esponjosa brillaba. Un mundo de cuento de hadas se desplegaba dentro de una taza, donde las finas burbujas reflejaban la luz del local. ¿Se puede hacer esto con el café? Alex estaba completamente cautivado por una experiencia que iba más allá de su imaginación.

“Yo también quiero aprender a hacerlo”. Con la emoción a flor de piel, Alex pasó el resto del día buscando información sobre el arte del café con leche en Google. Qué tipo de trabajo es y qué tipo de formación se necesita… Buscando pistas como si descifrara un mapa de algún país desconocido, Alex llegó a la rama rumana de la Asociación de Cafés de Especialidad (SCA).

A Alex le esperaba una experiencia inesperada cuando visitó la oficina de la SCA. El café que le invitaron los baristas que estaban entrenando para la competición, ¡no era nada amargo! La mentalidad que tenía sobre el café fue derribada por el Café Geisha de la finca Esmeralda de Panamá.

Alex se había enamorado del mundo del café; renunció con su enamorada al restaurante, que no les rendía, y pasaron un mes y medio en Miami, Estados Unidos, donde vivía la hermana de su enamorada. Lo que aprendió visitando varias cafeterías de café de especialidad fue que el tueste es la clave del gusto y el sabor.

Por naturaleza él es disciplinado y le gusta entrenar y apuntar alto. La vida de competencia de Alex comenzó cuando participó en el Campeonato de Arte Latte, que califica el arte y la originalidad del diseño.

Básicamente me impulsan las ganas de superar.Cuando fui por primera vez al World of Coffee (una reunión anual de expertos en café en ciudades europeas), lo más emocionante fue que pude tocar todo tipo de equipos de café que nunca había visto.En ese ambiente abierto e informal también sentí que se abrían nuevas puertas aquí y allá, al escuchar las opiniones e ideas de diferentes personas.Antes de eso, no tenía el valor de preguntar a alguien.

Desde entonces, Alex ha participado en cinco campeonatos: tres en la categoría de extracción (2014, 2019, 2020) y dos en la de tueste (2015, 2016), quedando campeón nacional en todos ellos.

En el 2019 practiqué mi rutina unas 350 veces para prepararme para la competición. Si repites bastante, puedes comprender más profundamente tu movimiento. Francamente, ese entrenamiento no es divertido, pero justo por eso hay que divertirse y hacerlo interesante. Si lo haces, definitivamente mejora tu nivel de habilidad.

A las finales, si yo sigo presentándome a concursos es porque quiero seguir evolucionando. En las competiciones, perder no existe. Se aprenden nuevas ideas y técnicas de baristas de alto nivel, se conocen diferentes cafés y se hacen nuevos amigos. Cada encuentro que tengo a través de una competición es una herramienta de enseñanza para mi propio desarrollo. El año en que gané el Campeonato Mundial sentí que había mejorado, así que, aunque hubiera quedado último me habría sentido feliz.

La mentalidad es de suma importancia

Si conoces a Alex, que se llama a sí mismo un “niño grande”, la imagen que sueles tener de un “campeón mundial” se destruirá en un instante. Su espigado cuerpo irradia una energía y vibración que no pueden describirse con los simples adjetivos de jovial o simpático. Tiene el encanto como de un personaje de dibujos animados que ha salido al mundo real.

Ser campeón mundial no cambia lo que soy como persona. Si algo ha cambiado es que he hecho amigos en todo el mundo. Los títulos no deben cambiar a las personas. Me sigo divirtiendo mucho bromeando con mi personal y tomándoles el pelo. Creo que la gente me ve como el niño grande de la vecindad.

Para Alex que colecciona muñequitos, los goteros, molinillos, jarras y demás herramientas de café, son como juguetes. Su casa está repleta de sus colecciones, con no menos de 30 tipos diferentes de cucharas de cata.

Sin darme cuenta mi colección creció. Desgraciadamente siempre uso solo uno o dos y el resto se queda en los cajones. Incluso hay algunos que nunca he usado.

Tengo la costumbre de coleccionar y eso me hace gastar mucho dinero.Cuando veo en las redes sociales alguna herramienta que nunca había visto, me arrepiento luego de haber visto las redes.Después de preguntarme repetidamente si debo comprarla o no, casi siempre termino comprándomela.No puedo resistirme a las ganas de probarlo todo, tengo que probarlo.

De cierto modo, tal vez estoy siempre en una búsqueda del tesoro. De hecho, nunca se sabe dónde pueden estar las buenas ideas. Puede que el fabricante de la herramienta no tenga una buena campaña para promoverla o que no disponga de fondos suficientes para eso. Pero si me llega a gustar, puedo ayudarles a promoverla. Creo que debemos ayudarnos mutuamente en la medida de lo posible.

Lo mismo ocurre con el tostado. Adoptando perfiles que nunca he probado y ampliando mi colección, amplío mis opciones. Cuando las personas toman decisiones basadas en sus experiencias y suposiciones del pasado, no pueden avanzar. Quiero seguir saliendo de mi caparazón para evolucionar y mejorar.

Después de 7 u 8 años, Alex ha vuelto a sumergirse en el mundo del arte de café con leche. Desde tulipanes, rosetas y cisnes hasta perros, tigres y canguros, los diseños representados en las tazas se han vuelto mucho más complejos.

Un tailandés que ganó el Campeonato Mundial de Arte Latte en el 2017 desarrolló una nueva técnica para dibujar ojos de animales jalando la leche.El nivel de dificultad ha aumentado, pero con ello la sensación de logro que se puede obtener también ha aumentado.Hace poco me alegró que un cliente al ver el arte de café con leche que le hice me dijera: “Es tan bonito que no puedo tomarlo”.

¿Será que Alex —que me recuerda a Peter Pan— no tuvo una etapa para pasar a ser adulto? Parece que no ha perdido la ilusión de niño de esperar a Papá Noel, pero por supuesto no vive en el país del Nunca Jamás. Alex padece diabetes desde la adolescencia y se inyecta insulina desde hace 23 años.

Pero nunca lo usé de excusa para no hacer deporte u otro tipo de cosas. No sirve quejarse, hay que seguir adelante.

Lo más importante en la vida es tener una mentalidad fuerte. Una mentalidad fuerte facilita la superación de cualquier obstáculo. El pánico no sirve de nada. De hecho, también contraje corona dos veces, pero dije: “Estoy bien. Lo superare fácilmente”.

Si igual vamos a vivir una vida, ¿no es mejor sonreír que parecer triste o serio? Por supuesto, como adulto que soy, sé que surgen problemas y entiendo lo que ocurre en el mundo. Yo tampoco bromeo todo el tiempo. Pero si todos perdieran su espíritu infantil, el mundo estaría lleno de gente triste. Ahora tengo 35 años, así que todavía puedo seguir siendo un niño.

Tanto la alegría conmovedora como el dolor desgarrador son, en el fondo, emociones subjetivas. La felicidad de cada individuo depende de cómo percibe su situación y lo vivido.

Pero Alex no sermonea con tales lecciones de vida. Él atrae a quienes le rodean con el magnetismo positivo que emana de su mente bien trabajada, y a su lado, siempre está el café.

Texto original en japonés: Tatsuya Nakamichi