hazeru coffee Toyohisa Kubota

hazeru coffee

Toyohisa Kubota

De cliente a socio. La actitud cambia con la cercanía

Desde que abrió “hazeru coffee” en la ciudad de Toyama en 2016, Toyohisa Kubota ha estado al frente de su local con el afán de transmitir el encanto de esos cafés que aún son desconocidos. “hazeru coffee”, siete años después de su fundación, ha ganado un cierto número de clientes y ha crecido hasta contar con siete empleados.

Así y todo, el corazón de Kubota todavía alberga una pequeña sensación inconclusa. Después de hablar sobre el café, no pudo evitar agregar: “Me avergüenza decir que aún no he estado en ningún país caficultor”.

Veamos qué tipo de cambios le trajo a Kubota el viaje a Tanzania y Kenia, viaje que lo ayudó a despedirse de esa sensación.

Por fin he podido ir a un país caficultor

Han pasado unos 20 años desde que ingresé a la industria del café teniendo poco más de veinte años. Dado que me dedico a este trabajo, siempre quise ir a una región productora lo antes posible. Sin embargo, a estas alturas de mi carrera me fue imposible conseguir una ocasión para ir.

Y es que, a decir verdad, al administrar un negocio propio, es difícil tomarse varios días libres. También me ponía a pensar que, si iba a gastar más de 300.000 yenes en un viaje, sería mejor para mis clientes comprar un grano de café verde de alta calidad con ese dinero.

Siendo realista, incluso yendo a conocer a los productores y comprándoles directamente, el volumen que podía manejar en mi local es limitado. No creía que fuera rentable ir hasta allá solo por un costal (60 kg), además que los productores se sentirían decepcionados. Pensando en esto y aquello, me decía a mí mismo que aún no era el momento para ir a una región productora.

Por eso, hubo momentos en los que me arrepentí de no haber ido de manera impulsiva antes de abrir el local. Si realmente hubiera querido ir, podría haberlo hecho en cualquier momento.

Cualquiera que sea la razón, mientras nunca haya estado en un área de producción, por mucho que yo les hable a mis clientes sobre un café como si lo hubiera visto “in situ” con mis propios ojos, no sería persuasivo. He estado cargando con esa “deuda” durante mucho tiempo y estoy agradecido de haber tenido la oportunidad de visitar una finca en esta ocasión. Estaba muy emocionado y me preguntaba cómo me sentiría al reunirme cara a cara con productores que solo había conocido a través de fotos y mensajes online.

Después de 10 días, creo que pude obtener una comprensión real del proceso de producción del café o, en otras palabras, conocer su realidad. Y también entendí que hay detalles que solo se pueden ver “in situ”. Por ejemplo, hasta ahora no había pensado mucho en cómo secar el grano al sol después de la cosecha, cómo almacenar el pergamino en el almacén y cómo afectan todos estos factores a la calidad.

Pero para mí, el fortalecimiento mental ha sido aún más importante. Haber ido al área de producción me hizo sentir más ligero y seguro. Cuando hablo de café, siento que mis palabras se han vuelto un poco más convincentes.

Me convertí en el cliente del caficultor

Originalmente, yo era de los que elegía el grano que compraba para el local de una manera bastante segura. La mayoría del producto que compro regularmente son de casas conocidas y cuya calidad es inconfundible como las de Tamiru Tadesse de Etiopía o de Carlos Iturralde de Agrotakeshi Farm en Bolivia. Por otro lado, los países productores como Tanzania no eran lo suficientemente atractivos para mí como para que quisiera seguir comprando.

Precisamente en el 2022, compré café de Tembo Tembo Farm (Tanzania) —la misma finca que visité esta vez— pero cuando me llegó, sentí que la calidad había disminuido. La razón no está muy clara, pero ya que la calidad del grano fue inferior a la esperada, estaba casi seguro de que no lo compraría de nuevo el siguiente año. Es que administrativamente, no deja de ser riesgoso.

Sin embargo, al ir a Tanzania y conocer a don Leon, director de la finca Tembo Tembo, entendí por qué la calidad de ese café había decaído y su trasfondo, así que mis sentimientos cambiaron. Además, me dijo que había ciertas cosas que no se podían incorporar de inmediato, pero que definitivamente mejorarían, de modo que decidí confiar en él.

Ahora que lo pienso, esa forma de pensar del tipo “no lo compraré el próximo año porque la calidad no fue tan buena como esperaba” es un punto de vista típico de un cliente. Si el productor quiere hacerlo mejor, no debería quedar fuera de las opciones.

Después de interactuar con los productores durante unos días, sentí que todos somos colegas que buscamos el mismo objetivo. Nos preocupa qué tipo de café debemos hacer para satisfacer a la gente y deseamos hacer felices a nuestros allegados. Me hizo pensar que debo ver las cosas con una visión más amplia y que, si quiero difundir la felicidad a través de una taza de café, es natural que se incluya a los productores. En particular, el café de don Leon es un producto que quiero recomendar sin falta.

Por eso, de manera natural, mi perspectiva sobre la cantidad cambió: ya que he conseguido construir un vínculo comercial, quiero comprar todo el café posible. Puedo aumentar la cantidad de consumo si lo empleo para mezcla y espresso, no solo como café de origen único. Al mismo tiempo, se reanudó el negocio en la cafetería (consumo en el local), que había estado suspendido por un tiempo debido al covid. 

Spacer

Con una motivación, se puede actuar

Convertimos “café hazeru” en sociedad en julio de 2022 y actualmente empleamos a siete personas. Hice un plan de negocios y tracé la visión de “crear un círculo virtuoso a través de una taza de café”.

En ese caso, tenía que poder vender una gran cantidad, y pensé que sería mejor seguir comprando grano crudo al mismo productor, tema del que hablé con el personal.

Pero, por otra parte, también me vi en el dilema de cuán grande quería hacer el negocio. No estaba seguro de poder mantener la calidad que quería lograr, por lo que no fui muy activo en la venta al por mayor a cafés y restaurantes. También pensaba que no tenía nada de malo administrar mi local como propietario único en una escala que pudiera controlar yo solo, y no salir a propósito de mi zona de confort. 

Fue precisamente este TYPICA Lab lo que me dio la oportunidad de cambiar. Originalmente, ya simpatizaba con la visión de TYPICA y quería apoyarla, así que siempre les compraba granos de café verde. Gracias a ellos, llegué a la conclusión de que lo mismo le ocurría a mi negocio: me ayudaron a darme cuenta de que debemos conocer personas que compartan nuestra visión y objetivos.

Lo mismo para la venta al por mayor. El lugar para transmitir las bondades de un producto no se limita a mi propio negocio, sino que puedo compartir mis pensamientos y visión con los clientes mayoristas y tratar de que los entiendan. Hace poco, un señor de un bar italiano al que le he empezado a vender al por mayor me dijo que, desde que sirve mi café, ha aumentado la cantidad de clientes que le dicen que está bueno y que le preguntan de dónde es. 

Después de todo, antes de unirme a Lab, tenía una visión, pero mi motivación por la que hacía esto era laxa. Aunque dijera que lo hacía por los productores, no podía imaginar cómo mis acciones podrían contribuir a ellos de manera real. Se necesita energía, dinero y mucho esfuerzo para salir de la zona de confort, por lo que, a menos que se tenga una buena razón, es difícil salir. 

En esta ocasión, gracias a que tomé conciencia de que debía cambiar como persona para aumentar la cantidad que compro, mi postura ha cambiado: debo enfrentar los problemas en vez de evitarlos. 

Mirando atrás, hubo un momento, después de que comencé a contratar personal, en el que podía asumir los desafíos de manera positiva porque tenía la clara motivación de aumentar las ventas y las ganancias para darles unas mejores condiciones. No me importaba hacer cosas engorrosas si se trataba de ver las caras felices de mis allegados. 

Mi deseo de crear un futuro mejor a través de las conexiones entre las personas nunca ha cambiado. Sin embargo, cuando se trata de distancias inabarcables como es en el caso de los productores, es difícil obtener una sensación real del asunto por lo que se complica verse motivado fuertemente. Gracias a que en esta ocasión he podido conocerlos directamente y se han convertido en personas cercanas, creo que he podido cambiar de actitud.